David Ricardo en el siglo XIX estableció el concepto de las ventajas comparativas considerando que en general el libre comercio mundial genera ganancias para todos. Sin embargo el comercio mundial no es libre por completo.
Esto se debe a que los gobiernos nacionales tienden a restringir el comercio mundial con el fin de proteger la industria local mediante la aplicación de impuestos a la importación, ya sea aplicando un porcentaje sobre su valor o en función del peso o volumen de los mismos , este gravamen se conoce como arancel. Los aranceles son impuestos que distorsionan los resultados del comercio, tanto en la distribución de las ganancias como en los ganadores y perdedores de las mismas.
Si bien es cierto que existen argumentos para replicar la imposición de los aranceles, éstos se aplican con el fin de otorgar ventajas competitivas a los productores locales y desalentar la competencia externa; es decir, se trata en muchas ocasiones de un mecanismo de la industria nacional que, además, mejora la posición de la balanza comercial y genera ingresos al fisco, el cual es un evidente intento de redistribución de las ganancias y que favorece al mercado interno, sin considerar la posibilidad de que al elevar la posición competitiva de los productores nacionales los consumidores internos pierdan, al enfrentar mayores costos.
Durante la primera parte del siglo XX se aplicaron los aranceles de manera común, pero una vez terminado el proceso de reconstrucción europeo, derivado del término de la segunda guerra mundial, la economía en general comenzó a tener un cambio significativo en su dinámica. Antes, los patrones de producción nacionales se configuraban alrededor de un ambiente conservador y proteccionista ante la necesidad de fortalecer las industrias nacionales, ya que la devastación provocada por la guerra hizo necesarias este tipo de políticas, tanto para los países industrializados como para los países en desarrollo. Sin embargo, en el decenio de los ochenta y ante una crisis económica mundial, el modelo proteccionista da paso a un creciente comercio mundial y, por tanto, a una economía más globalizada y con mayores interconexiones de países, tanto de flujos comerciales como financieros, en la cual la política arancelaria dejó de ser básica para el crecimiento de una nación.
Se ha mencionado que los aranceles han sido utilizados a lo largo de la historia para proteger la industria de una nación. El mecanismo detrás de esto es que los aranceles desalientan las importaciones de un sector económico, al encarecerlos, y se promueve la producción nacional del mismo sector al hacerla más barata, la cual sería requerida para cubrir la demanda interna insatisfecha. En el caso de industrias incipientes, los aranceles permitirían resolver los problemas de transferencia de conocimiento y aprendizaje en un sector, que una industria en sus inicios no podría resolver con facilidad y competería en desventaja con industrias extranjeras ya desarrolladas. En caso de no haber producción nacional, ésta requeriría avanzar con ciertos apoyos.
Hoy, los aranceles también pueden tener otras motivaciones, más allá del crecimiento de una industria nacional, las cuales pueden estar fundamentadas en objetivos políticos, sociales, económicos o ecológicos; pero muchas veces, la línea que separa cada uno de estos propósitos es delgada. Estos impulsos pueden ser:
• Motivo sociocultural en Japón y Suiza hay una fuerte protección al sector agrícola para preservar las comunidades que mantienen viva la identidad nacional.
• Motivos de política económica, por objetivos diferentes a la promoción industrial; por ejemplo, la protección del empleo.
• Motivos ecológicos para evitar la entrada de bienes que alteren la calidad ambiental de un país. Ejemplo: aranceles a la importación de autos usados.
• Motivos políticos: protección a ciertos grupos políticos, con fines electorales o conflictos internacionales.
• Motivos recaudatorios: para mejor los ingresos para los gobiernos locales.
• Motivos de competencia económica: cuotas compensatorias contra competencia desleal.
La política arancelaria en el Perú, está diseñado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y existen dos ámbitos básicos de política arancelaria sobre los cuales tiene competencia. Uno es el unilateral, por el cual un país soberanamente decide modificar su estructura arancelaria sin negociarla con ningún otro país, y el otro es el vinculado a acuerdos comerciales que involucran reducciones arancelarias, las que son negociadas de manera mutua con los socios comerciales.
Evidentemente que además del sesgo hacia la protección productiva del arancel, éste también suele tener objetivos recaudatorios o de estimulación de empleo. Cuál sea el uso que se le quiera dar al arancel, es una decisión política que considera, según el mismo MEF, en el lineamiento correspondiente, los siguientes elementos:
• El balance entre el eventual impacto efectivo sobre producción, empleo o recaudación versus aquél sobre la eficiencia en la asignación de recursos y el bienestar de la población.
• La existencia de otros medios para alcanzar los objetivos de producción, empleo o recaudación mencionados.
• La dirección de las negociaciones multilaterales, bilaterales y de bloques comerciales apuntan a la eliminación del arancel como instrumento de política.
Tratándose de una economía en desarrollo pequeña, dice el MEF, en el sentido de no poder influir sobre sus precios, al Perú le conviene reducir gradualmente aranceles, porque ello reduce los costos del funcionamiento de la economía y eleva el nivel de bienestar de la población a través de:
• Menores costos para consumidores y productores.
• Un manejo simplificado y transparente.
Como podemos apreciar - continúa el MEF -, una política arancelaria eficiente debe orientarse en el tiempo a reducir el promedio y la dispersión arancelaria. Para el logro de este objetivo se debe considerar: a) el balance entre el impacto efectivo sobre producción, empleo y recaudación, y el efecto sobre la eficiencia en la asignación de recursos y el bienestar de la población, b) otras formas alternativas de alcanzar los impactos de producción, empleo y recaudación, tales como la estabilidad económica, las políticas de inversiones o mejoras de la infraestructura y del capital humano, c) que las negociaciones multilaterales, bilaterales y de bloques comerciales apuntan a la eliminación del arancel como instrumento de política y, d) el manejo simple y transparente de los aranceles que faciliten su administración. Un análisis de la protección efectiva, indicador del manejo discrecional del arancel y de la dispersión de la rentabilidad relativa entre sectores productivos, permite constatar que ésta durante los años 2001 y 2002 se ha incrementado, mostrando un retroceso respecto al de los años previos. La mayor parte de los sectores productivos tenían una tasa de protección efectiva uniforme alrededor del 12% hasta marzo del 2001, asociada al 85% de las importaciones CIF, mientras que a fines del 2002, dicha protección se dispersó entre 4, 3% y 15, 1%, originando ineficiencias en la asignación de recursos.
La política arancelaria deberá tomar en cuenta los compromisos asumidos por el Perú en diversos foros internacionales. En la OMC se ha consolidado un techo arancelario de 30% para todo el universo, excepto para 23 subpartidas arancelarias referidas a productos agrícolas y alimentos cuyos techos hoy son superiores al 100% y que a partir del 2005 serán de 68%. La OMC prohíbe los precios mínimos, los derechos variables de importación y las restricciones cuantitativas, y permite la implementación de medidas de salvaguardia y los derechos antidumping. De otro lado, ante la incertidumbre sobre la perspectiva del ALCA, los escasos progresos en APEC y la culminación de la ATPDEA en el 2006, se hace necesaria y urgente la concreción de un TLC con nuestro principal socio comercial, Estados Unidos.
El fondo del asunto es la política comercial que sigue el actual gobierno que, como los anteriores, cree a pie juntillas que la rebaja unilateral de aranceles es la mejor para “una economía pequeña y abierta”. Para ellos, como dicen los Lineamientos de Política Arancelaria del MEF (al que nos hemos referido líneas arriba) hay que tener un arancel lo más bajo y plano que sea posible, lo cual ya han logrado pues el arancel efectivo está en 1.8%.
Eso lo dice la teoría ortodoxa, que es solo uno de los enfoques económicos existentes. Existen otros, que cuestionan esta premisa y plantean una política comercial que permita acompasar el crecimiento de la industria nacional con la apertura al exterior. Allí están, por ejemplo, los enfoques de Joseph Stiglitz, Paul Krugman y Dani Rodrik (este último aboga por una “nueva” política industrial). Pero para el dogma neoliberal solo existe “una” teoría económica y, por tanto, solo una política comercial.
Por eso, no toman en cuenta, por ejemplo, que en mercados oligopólicos, la rebaja de aranceles no se traslada al consumidor, pues se queda en los bolsillos del importador. Eso sucedió en el 2001, cuando se rebajaron los aranceles y el IGV a los medicamentos contra el sida y el cáncer, lo que está probado por el estudio del Ministerio de Salud del año 2005 (Efectos de los potenciales efectos del acceso a medicamentos del TLC con EEUU).
Lo mismo pasó con la rebaja de aranceles al cemento, donde el importador Cemex se quedó con el 12%, pues siguió vendiendo al mismo precio. No solo eso. Indecopi descubrió que ese cemento ingresaba a precio de dumping (antes, y después, de la rebaja de aranceles), con lo cual el pago del arancel al fisco era mínimo. ¿Qué se hizo? Nada.
Esta subvaluación de importaciones es práctica común, sobre todo en calzado y confecciones provenientes de países asiáticos, perjudicando a la industria nacional (Gamarra).
Pero en otros países, que también tienen políticas neoliberales, no sucede lo mismo. Es el caso de Colombia que, en el 2008 (cuando aquí se bajaban aranceles) promulgó los Decretos 3271 y 3272, elevando los aranceles para las confecciones y el calzado entre el 20 al 40% estableciendo, además, precios de referencia para estas mercancías (con lo cual se elimina de plazo la subvaluación). Pero proponer en el Perú que no se perjudique a la industria nacional, sería inmediatamente calificado de “antisistema”.
Tampoco se dice que la rebaja arancelaria del 2007 se dio, de un lado, cuando el país crecía a todo vapor y no se necesitaban rebajas (salvo para insumos y bienes de capital no producidos en el país) y, de otro, que la apreciación de la moneda nacional abarataba las importaciones en mayor proporción incluso que la rebaja arancelaria. Menos aún se menciona que la rebaja unilateral trabó la negociación del tratado comercial con México.
Finalmente, no se menciona que la rebaja significó una pérdida de recaudación de S/. 3,000 y 750 millones en el 2008 y el 2009, según la Sunat, que buena falta nos hacen ahora (lo que incluye S/. 40 millones por artículos de lujo).
Ciertamente, el Ejecutivo tiene la potestad de fijar los aranceles. La cuestión es cuál es la política comercial que se implementa. Es en ese rubro que estamos perdiendo y perdidos (Humberto Campodónico).
Conclusiones
Los aranceles surgen como un medio de protección de la industria nacional, con objetivos recaudatorios. A lo largo de la historia han sido usados tanto por lo países industrializados como por aquellos en desarrollo para impulsar su industria nacional, además de que su amplio uso ocurrió ante la falta de otros instrumentos de política económica. Ante la implantación de nuevos instrumentos y el surgimiento del neoliberalismo, el uso de los aranceles pierde importancia para el desarrollo de la industria local o para recaudar ingresos gubernamentales y se aplican sólo con fines de competencia, ecológicos, políticos y de protección social y cultural.
En Perú se ha implementado la tendencia de utilizar los aranceles con fines de protección de la industria nacional.
Posteriormente, el Perú define su política arancelaria implementando el sistema unilateral, tendencia que ha arrojado resultados negativos para los fines recaudatorios. El Perú debe definir una política comercial en la cual debe dejarse de lado la política de liberalización comercial (aranceles bajos o cero) como el único instrumento, porque es insuficiente. Debe utilizarse el uso de otros instrumentos económicos para definir una adecuada estrategia de desarrollo integral del país.
sábado, 16 de octubre de 2010
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1 comentario:
Gracias por este blog, me parecio muy interesante ya que buscaba informacion sobre la politica arancelaria para un trabajo en una maestria, sin embargo la utilizaria como conclusiones, me gustaria saber mas de este tema, por favor solicito que me recomiende mas informacion donde puedo hallarla.
de nuevo gracias por la informacion brindada. mi correo es coldguns@hot
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